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martes, 16 de septiembre de 2014

Eclipses.



Él
brillaba
sólo
por ella.

Ella
brillaba
sólo
gracias a sí misma.

Ella
decidió
darse una
oportunidad.

Él
decidió
dedicarle cada
segundo de cada día.

Ella era
el sol.
Y él
la Luna.

Él era
el compañero
de los
poetas.

Ella era
la musa
de los
artistas.

Él era
cada uno
de los dibujos
de ella.

Ella era
cada uno
de los versos
de él.

Porque
la Luna y el Sol
se aman
en secreto,

y sufren,
porque están 
tan lejos
pero tan cerca.

Todos piensan
que la Luna
es triste
y trágica.

Pero,
¿y
el
Sol?

Nadie
se preocupa
por
el Sol.

Pero
la 
Luna.

Durante esos
breves momentos
de placer
también llamados eclipses,

ellos son felices.
Son uno.
Pero esos momentos
se hacen esperar una eternidad.

Pero
merece
la pena.

Ella 
es poesía,
él
es arte.

Y,
juntos,
forman
el amor.

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